Las Emperadoras

Las Emperadoras de la Champeta, con sede en Cartagena, Colombia, son el primer grupo musical enteramente femenino en el género de la música champeta, un estilo basado en la música popular africana tocada en "picós", sistemas de sonido callejeros. Desde su producción musical promueven la participación de las artistas “champetúas” en la escena musical de este género dominado por hombres. A pesar de que las mujeres siempre han estado presentes en la cultura musical “champetúa”, participando como  bailarinas, intérpretes, compositoras y samplistas, su presencia ha sido fuertemente invisibilizada y poco reconocida.  

Las Emperadoras promueven un mensaje de equidad de género y revisan críticamente las expresiones de sexismo y racismo en la escena de la música champeta.  La agrupación está conformada por 11 mujeres de ascendencia afrocolombiana e indígena que provienen de los sectores populares de la ciudad. 

Las colaboraciones entre Las Emperadoras de la Champeta  y el proyecto CARLA constan de dos piezas para esta exposición: a) un video promocional “Pará en la raya” y b) una entrevista a su líder, Mily Iriarte, sobre la relación entre champeta, antirracismo y luchas de género.  

“Pará en la raya” es una expresión popular tomada de los barrios de Cartagena que significa “no retroceder”.  Usualmente se emplea de modo desafiante frente a cualquier adversario. La canción busca crear conciencia sobre la necesidad del autocuidado solidario entre mujeres en la escena musical y en la vida cotidiana.

La letra de la canción denuncia las injusticias de la doble jornada y el acoso laboral, así como la violencia doméstica que sufren muchas  mujeres de las clases trabajadoras de la ciudad.

Las mujeres que participan en la champeta se enfrentan a prejuicios que las representan como mujeres que llevan una vida licenciosa,  no ejercen una “correcta maternidad” o son “mujeres fáciles”. Las integrantes de la agrupación desafían estos estereotipos doblemente reforzados por sus orígenes sociales  y étnico-raciales.

Ellas son mujeres de ascendencia afro e indígena que viven en los barrios populares de la ciudad. Se dedican a trabajos formales e informales, estudian y crían a sus hijos e hijas mientras alternan con sus carreras artísticas.

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De acuerdo con Mily Iriarte, la movilización alrededor de la champeta es una estrategia de reivindicación de derechos de los sectores populares y una manera de luchar contra el racismo estructural. 

Desde un enfoque que define como “feminismo-champetúo” se reflexiona sobre el modo en que el racismo y el sexismo son un sistema que marca la experiencia de las mujeres racializadas de los sectores populares de la ciudad. Poner en duda las capacidades musicales y artísticas; y exigir estándares estéticos altamente sexualizados son dos de los mecanismos a través de los cuales  se manifiesta el sexismo y el racismo en la vida de las mujeres artistas en la escena de la champeta. 
 

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