El concepto de "raza"
El concepto de raza ha cambiado mucho en el período que abarca esta exposición. Durante el siglo XIX y principios del XX, la ciencia occidental creía que los humanos podían dividirse en un pequeño número de distintas "razas", tipos duraderos definidos en función de una anatomía que determinaba las cualidades intelectuales y morales. Las razas se ordenaban en una jerarquía que situaba a los europeos blancos en la cima y a los africanos negros en la base. Basándose en este "racismo científico", el movimiento de reforma social de la eugenesia intentó proteger y purificar el "tronco racial" de las naciones occidentales, "amenazado" por la mezcla con otras "razas".
A partir de la década de 1920, la eugenesia y la ciencia racial se fueron desacreditando gradualmente, al demostrarse que los seres humanos no pueden clasificarse en "razas" biológicas: los humanos son biológicamente iguales en más de un 99%. Como consecuencia, y tras los horrores del racismo y la eugenesia de los nazis, el término raza se convirtió en tabú en el discurso público o, en su defecto, ha pasado a ser una forma de hablar de diferencias culturales percibidas como arraigadas y hereditarias.
En el lenguaje académico actual, el término "raza" opera como una etiqueta para un conjunto de ideas y prácticas que a) se refieren a categorías de personas que surgieron durante el colonialismo - en América Latina, por ejemplo, "blancos", indios (indígenas americanos), negros (afrodescendientes), mestizos, y también chinos"; y b) se refieren a alguna combinación de ascendencia, apariencia corporal y comportamiento.
El concepto de "raza" en América Latina
El concepto de raza en América Latina es diferente del que se utiliza en Europa y América del Norte. Allí, se refiere más a cuestiones vinculadas con la cultura y menos con cuestiones de biología: el término “la raza mexicana”, por ejemplo, evoca una población nacional definida por una historia, una cultura y una ascendencia comunes. Esto implica que la eugenesia latinoamericana dependía mucho menos de la esterilización de personas consideradas racialmente "no aptas" y más de la creación de entornos positivos para la crianza de los niños.
El racismo
El racismo es un sistema que crea y reproduce desigualdades de riqueza, poder y bienestar entre personas percibidas como diferentes en términos de raza, como se definió anteriormente. Se expresa tanto en actos individuales de discriminación racial como en las estructuras de la sociedad y los comportamientos cotidianos, donde a menudo es menos visible para todos, pero especialmente para aquellos grupos privilegiados y en las escalas más elevadas de las jerarquías de poder.
El racismo en América Latina
A menudo se ha pensado que el racismo en América Latina es menos problemático que en Norteamérica o Europa. La historia colonial de la región dio lugar a grandes poblaciones mestizas, haciendo plausible la afirmación de que el racismo era imposible porque "todos somos mestizos". Durante el siglo XIX, las élites forjaron nuevas naciones a partir de poblaciones predominantemente mestizas, definidas por la ciencia racista occidental como degeneradas y débiles. Con frecuencia, las élites abrazaron la idea del mestizaje y lo convirtieron en un rasgo nacional valorado, al tiempo que veían el mestizaje como un proceso de blanqueamiento mediante el cual la nación podía acercarse a la blanquitud y la modernidad europeas. Para contribuir al blanqueamiento, las élites fomentaron la inmigración europea, con mayor éxito en Argentina y el sur de Brasil. La afirmación de que "todos somos mestizos" sigue teniendo cierta fuerza hoy en día, pero, como muchas personas negras, indígenas y mestizas de piel oscura han sostenido durante mucho tiempo, y siguen insistiendo aún hoy, en llamamientos cada vez más enérgicos en favor de la justicia racial, coexiste con un racismo profundamente arraigado pero velado, que define el hecho de ser más “claro”/más blanco como algo superior.